Que a todos nos gustan los besos y los abrazos no es nada nuevo. Reafirman y estrechan los lazos afectivos mediante el uso de todos los sentidos: el tacto, la vista, el oido y hasta el gusto y el olfato. La proximidad de las personas queridas es beneficiosa para la psique. Pero incluso se ha llegado a descubrir que todo nuestro organismo se ve beneficiado por estos gestos de afecto.
Beneficios de los abrazos
Está demostrado que los abrazos reducen el estrés. La psicóloga Tiffany Field del Instituto de Investigación del Tacto de Miami ha demostrado que los abrazos tienen la capacidad de reducir el estrés, disminuir la ansiedad y corregir irregularidades en el sueño. Esto se debe a que las muestras de cariño y afecto provocan que el cerebro produzca endorfinas.
Las endorfinas son segregadas por nuestros cerebros en la glándula pituitaria y el hipotálamo durante el ejercicio físico, la excitación, el dolor, el consumo de alimentos picantes o el consumo de chocolate. También el enamoramiento y el orgasmo llevan aparejada la producción de endorfinas y son similares a los opiáceos en su efecto analgésico y sensación de bienestar. Sin embargo no debemos de preocuparnos, aún no se conoce ningún transtorno asociado a la felicidad. 😉
¿Pero de donde se cree que provienen los abrazos o la necesidad de ellos? Si observamos a otros animales comprobaremos que también aportan calor, confianza y protección. Valores y necesidades fundamentales desde el nacimiento en cualquier mamífero hasta que puede valerse por sí mismo. Y una vez superada esta fase en la pubertad se asocian con el instinto reproductor.
¿Esto quiere decir que una vez alcanzada la madurez o una edad mayor dejan de ser necesarios? En absoluto. El cuidado de los hijos, el contacto con los nietos, la familia más cercana, etc son una fuente inagotable de beneficios para la salud. Está comprobado que un abrazo prolongado disminuye la frecuencia cardíaca y estimula la producción de glucosa e insulina.
Según un estudio realizado por el doctor David Spiegel de la Universidad de Stanford demostró que los abrazos prolongados duplicaron la esperanza de vida de un grupo de pacientes con cáncer de mama, por lo que incluso se aplica como terapia. El mismo estudio también demostró que padecían menos dolor por su enfermedad, principalmente por la segregación de endorfinas.
Además los juegos realizados con cariño, juegos amorosos como el coito, nos permiten ejercitar los músculos y articulaciones, mejorar nuestra flexibilidad (sin pasarse…).
¿Los besos son también beneficiosos?
También los besos encuentran respuesta en nuestro organismo. Los besos apasionados producen una bajada de la presión arterial y aumenta saludablemente la fuerza de los latidos del corazón. Incluso pueden rejuvenecer. Según algunos estudios al ejercitar los músculos de la boca tonificamos la piel y evitamos que aparezcan las arrugas alrededor de los labios.
Además los besos son uno de los actos más placenteros que existen. Reafirman nuestra autoestima y al ser una de las zonas con más sensibles del cuerpo pueden generar más placer que otras zonas como los genitales.
Los besos y el afecto a los niños
Pero los besos también tienen un componente de acercamiento, como con los hijos, pues se ha demostrado que besar regularmente a los hijos mejora la comunicación y estrecha los vínculos con ellos. Los que lo hicieron a diario mantuvieron relaciones más intensas y positivas a lo largo de la vida.
Hoy también sabemos que besar a los hijos influye positivamente en su personalidad. Diversos estudios demuestran que las personas que vivieron de niños en un entorno afectuoso, gozan de mejores habilidades sociales, más capacidad para regular emociones; mejor autocontrol, menos ansiedad y menos depresión. Esto es debido a un mayor desarrollo de las regiones del cerebro relacionadas con las habilidades sociales.
Así que ya sabéis. Estas Navidades, como el resto del año, no escatiméis besos ni abrazos y otras muestras de afecto. Va en beneficio también de nuestra salud.
¡Feliz Año!
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